[Buscar un lugar, debajo de una pata, de la silla de madera, en la casa de al lado y encontrar un camino sinuoso y de fría pendiente, nos saca las horas de sueño, nos hace pensar antes de ir a dormir.]
Déjenme escribir, voy a escribir, letra por letra las palabras que se perdieron cuando no fui feliz. Habrá catorce mil frases, o un poco mas, escritas en tinta, en una cajita cerrada, debajo de la cama, que no pudieron salir. Déjenme escribir, voy a escribir, y a reimprimir en mi memoria las ilusiones que dibujaban esas hojas, aunque escritas en gris.
(Descubrí una tinta esencialmente mágica, que escribe en papel y tiñe las almas. Descubrí que no se borra a simple distancia, se necesita coraje para entender de qué habla)
Escribe maromas, dolores y fallas. Describe sueños, amores y mañas. Escribe en el cuerpo lo que nos hace falta, rasgando a sangre, dejándonos marcas, que nunca se van…
o al menos así parece.
jueves, 27 de diciembre de 2007
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