jueves, 22 de noviembre de 2007

Fin de atardecer


La calle ya no es la misma
la gente cambia de consignas
el clima se pone mas denso
se agudizan los defectos
y me pregunto si pasare la prueba
esta noche tal vez cambie la manera, talvez cambie mi manera......de ver las cosas

Tu presente me pone nervioso
y me molesta el reojo
mi ser se pone intranquilo
voy al encuentro con el mismo
y voy incierto entre varias siluetas
esta noche talvez cambie, tal vez cambie mi manera.....de verte a vos

y otro fin de atardecer, desbordaba mi paciencia
para olvidar la razón, para probar la inconsciencia
y otra luna sobre el sol terminaba mi rutina
era hora de salir en la busca del enigma

Voy buscando la esencia
la esencia verdadera
el camino no es derecho
y tengo pocos reflejos
y voy guiado por la voz de mis adentros
esta noche tal vez gane, tal vez gane la pelea........si sigo mi voz

Y otro nuevo atardecer, despedía las estrellas
adquiría la razón, y olvidaba la inconsciencia
y otra salida del sol, terminaba mi experiencia
continuaba mi camino, apartado del sistema

lunes, 12 de noviembre de 2007

Ceferino fantoche


La beatificación de Ceferino Namuncurá no sólo causó felicidad, orgullo y agradecimiento en los fieles que llegaron a territorio mapuche para festejar el acontecimiento. También reavivó el dolor de las heridas abiertas de una parte importante de la comunidad originaria, que se siente invadida y colonizada. Ese sector rechazó ayer la beatificación de Namuncurá y la consideró un regalo que llegó sin ser pedido. "Es una verdadera ofensa a nuestra historia y a nuestra memoria. La beatificación de Ceferino es una manipulación que nos genera mucho dolor", le dijo a Clarín Jorge Nahuel, werken (portavoz) de la Coordinación de Organizaciones Mapuche (COM) y director nacional de Pueblos Originarios.

Muchos mapuches consideran que la identidad de Namuncurá no responde a la tradición católica y lo ven a él como una víctima. "Fue engañado, parte del botín de guerra de la conquista.

A él le tocaba responder a los kurá (originarios de las piedras) pero eso se cortó y hasta le pusieron un nombre ajeno, como Ceferino. Perdió la armonía porque lo sacaron de su tierra", razonó Peti Piciñam, integrante del Centro de Educación Mapuche, quien sostiene que el beato murió en Roma no sólo por la tuberculosis (una enfermedad europea) sino por la pena de estar lejos de su lugar. "El pertenece a este espacio territorial y nos indigna que se siga utilizando para dominar y evangelizar a nuestro pueblo", continuó Piciñam.

No toda la comunidad mapuche siente de la misma forma. De hecho, es un pueblo donde quienes mantienen la cosmovisión auténtica conviven con evangelistas y mormones y, desde luego, con los practicantes del culto católico. Para esos, el de ayer fue un día sublime. "Le venimos a agradecer a Tata Dios que ahora tenga como werken al peñi (hermano) Ceferinito y así pueda ayudarnos a todos nosotros", dijo Celedonio Liñán, el lonko (jefe político) de la localidad neuquina de Loncopué. "Algunos hermanos tienen una visión distinta porque a los mapuches nos tenían escondidos. Por eso ahora el 'santo' nos puede ayudar a resolver algunos de nuestros problemas", se ilusionó Liñán.

Para Piciñam fue justamente ése el motivo de la conversión de Ceferino. "Nos causa mucho dolor que él creyera que podía salvar a nuestra tierra y se entregara pensando que así se acabaría tanto dolor, tanta muerte", lamentó. Sin embargo, desde este sector respetan a sus hermanos católi cos. Durante la semana pasada trascendió que jóvenes de la comunidad planeaban una protesta al mismo tiempo de la ceremonia de beatificación. "Así son los jóvenes, con tanta adrenalina. Pero no se iba a hacer, nosotros respetamos, aunque lograron dividirnos", remarcó Peti.

"Nuestro rakizuam o pensamiento circular nos impide levantar a una persona como más santo ni más héroe que otros. Todos formamos parte equilibrada del mismo círculo natural, no hay jerarquías. Luchamos contra las invasiones y no aceptamos este perverso título para un hermano nuestro que murió a manos de la misma colonización", concluyó Jorge Nahuel.


Fuente: Clarín

jueves, 8 de noviembre de 2007

la paciencia



La paciencia…el anhelo de todo desesperado, la virtud del gran sabio. Poco común hoy día, hay hasta quienes intentan pagar por ella, claro esta su valor, su peso inmaterial, reflejado en oro. Y pensar que las paradojas de la imperfección del lenguaje hacen que la palabra paciente signifique; “aquella persona que padece un mal físico”…y hay muchos que se fían de la definición. Sin embargo, paciente, no es el que (encontrando un respiro en su ahogo constante) logra ver pasar su vida, mediocre, aburrida, con un poco mas de calma, logrando sea algo más efímera, logrando sea un poco más soportable, nuestro gran pesar articulado…no, eso sí qué no. Paciente es el que sabe lo que espera, es el que sabe esperar, el que le encuentra el gusto a las cuestiones de tiempo alimentando su corazón con momentos exclusivos de introspección.
Recuerdo cuando era mas pequeño y decidía calentar agua para tomar mi legendaria infusión, solía yo, en mi ¿inexperiencia?, quizás, poner el fuego al máximo y sentarme a verlo arder con aire de inquietud, tratando de distraerme, invitando a jugar con migo a la siempre encantadora pero traidora salamandra que habita en él. Y recién cuando lograba realmente distraerme, me despertaba un chillido agudo, confirmándome que el agua había hervido, no servia ya…a empezar de nuevo, pequé de apurado, retrocedía dos casilleros.
En cambio, hoy día, disfruto de cómo un tenue fuego, de forma lenta pero decidida y firme, va trazando su objetivo, mi objetivo, y a pasos agigantados…es más, también aprendí que las salamandras eran solo ilusiones de mi loco cerebro complementado con mis ojos, ya que su belleza solo la posee el ardor de un fuego natural, ya que si realmente me hubiesen invitado a jugar, hoy quizás no estaría aquí. Hoy más maduro, más ¿feliz?, más completo puedo decir que: La paciencia se practica esperando…