La zoncera que el Sr. Arturo Jauretche bautizo como la madre de todas, “Civilización y barbarie”, se acuño tan bien al pensamiento oligarca del país, como al inconsciente colectivo del pueblo, que hoy se nos presenta intacta y en perfecto estado, ya entrado el siglo XXI.
“La idea no fue desarrollar América según América, incorporando los elementos de la civilización moderna; enriquecer la cultura propia con el aporte externo asimilado, como quien abona el terreno donde crece el árbol. Se intento crear Europa en América trasplantando el árbol y destruyendo lo indígena que podía ser obstáculo al mismo para su crecimiento según Europa y no según América” dice Jauretche. Curioso resulta que si a esas palabras les hacemos unos retoques por aquí y otros por allá, ponemos Ceferino donde dice América, y Huerto donde dice Europa, y con una puesta en escena adecuada; poniéndole al Sr. Grillo un disfraz de Sarmiento y le anexamos al Facundo algunos capítulos de Weber, cualquiera podría decir que Jauretche redujo su vida al análisis de nuestro colegio. Pero no, resulta que tan marcados nos tiene esta zoncera madre, donde lo importado es civilizado y lo propio bárbaro, que todavía muchos la emplean como proyecto de escuela, como proyecto laboral y/o como proyecto de país.
La frase “gobernar es poblar” paso a convertirse en zoncera a partir de que Alberdi le dio una carga extra y autodenigratoria al decir que “La población en todas partes y esencialmente en América forma la sustancia en torno a la cual se desenvuelven todos los fenómenos de la economía social”. Haciendo hincapié en América, y anteponiéndole un “esencialmente”, Alberdi habla de poblar de una determinada manera y con una determinada población.
Poblar era, para Alberdi, acarrear inmigración inglesa (“civilizada”) al país, y poblar es, actualmente, para el Sr. Grillo acarrear profesores del Huerto (“civilizados”) al Ceferino. De esta manera los cerebros de los alumnos (que paradójicamente alumnos viene del latín lumen, a = sin, lumen = luz...y nuevamente la auto-denigración como ideal base de muchas zonceras) pasarían a ser el ovario fértil de una mujer criolla, donde el civilizador buscara “poner su semillita” para crear el pensamiento civilizado acorde con el progreso buscado. Claro que la practica suele variar en muchos aspectos de la teoría, como le paso a Alberdi, que no pudo lograr que venga inmigración inglesa a nuestro país, sino que se lleno de españoles, italianos y eslavos (ósea...bárbaros) que no encajaban con el modelo progresista alberdiano. Y los botones también saltan, llevada la teoría a la practica, en nuestro ámbito escolar, cuando los cerebros de los niños/ mujeres criollas no encuentran atractivo en el pensamiento huertiano / hombres ingleses y deciden no aparearse, invocando a la resistencia.
El hombre suele jerarquizar como superior lo que conoce, lo que le es propio, y para lo que esta apto mientras tiene un concepto despectivo de lo que no figura en su tabla de valores. De la supuesta inferioridad criolla es que nace la zoncera de “la inferioridad del nativo” ya que este se había adecuado al medio rural con la cría de ganado, careciendo de cualquier lujo innecesario mas que alguna piedra preciosa acuñada en su cuchillo. Es por eso que se crea esta zoncera, careciente de cualquier tipo de ingenuidad, ya que busca establecer la idea de exclusión del criollo por inferioridad para mejorar el progreso del actual sistema capitalista vigente donde las riquezas obtenidas no son fruto del esfuerzo sino de la capacidad de quien sabe negociar. Como el Sr. Grillo se encontraría en graves problemas legales al eliminarnos de nuestro ámbito escolar, es que emplea una persecución ideológica con la intención de desarraigar las costumbres propias de los alumnos, pero siempre, con un segundo plan en la manga, que frente a la resistencia del ceferiniano nativo que no se deja “evangelizar”, reflotara en amonestaciones mal excusadas, con el objetivo final de excluir a las ovejas negras.
Por ultimo quiero decir que, tras un profundo análisis, solo encontré en la zoncera “la nieve contiene mucha cultura” una buena justificación por la cual el Sr. Grillo deja asentar blancos crostones de caspa en sus hombros, buscando así, una similitud con el civilizado paisaje de los alpes suizos.
Y como ha llegado la hora de finiquitar, concluyo mi divague intelectual, comentando, con orgullo de zonso, que debo ir a dormir mi sagrada siesta.
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